miércoles, 5 de enero de 2011

EL DULCE SABOR DE UNA MUJER EXQUISITA

Por Gabriel García Márquez
Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies, si no aquella que tiene uno que la hace realmente feliz. Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca, ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo, es aqu...ella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa y un buen consejo puede alegrarte la vida.
Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos, ni más cargos académicos, es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás. Una mujer exquisita no es la más ardiente (aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes... Los que estamos fuera de foco somos los hombres ) sino la que vibra al hacer el amor con el hombre que ama. Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su belleza y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE........UN HOMBRE EXQUISITO es aquel que valora a una mujer así...... Que se siente orgulloso de tenerla como compañera.... Que sabe tocarla como un músico virtuoso toca su amado instrumento... Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles, desde lavar platos y atender tripones, hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes... La verdad, compañeros hombres, es que las mujeres en eso de ser 'Muy machas' nos llevan gran recorrido... ¡Qué tontos hemos sido -y somos- cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque...!

NO TENGO EDAD, TENGO VIDA

Autor desconocido

¿La vejez existe?
Algunos de nosotros envejecemos, de hecho, porque no maduramos.
Envejecemos cuando nos cerramos a las nuevas ideas y nos volvemos radicales.
Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta.
Envejecemos también cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás.
Envejecemos si dejamos de luchar.
Todos estamos matriculados en la escuela de la vida, donde el Maestro es el Tiempo.
La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero solo puede ser vivida mirando hacia adelante.
En la juventud aprendemos; con la edad comprendemos…
Los hombres son como los vinos: la edad estropea los malos, pero mejora los buenos.
Envejecer no es preocupante: ser visto como un viejo sí que lo es.
Envejecer con sabiduría no es envejecer.
En los ojos del joven arde la llama, en los del viejo brilla la luz.
Siendo así, no existe edad, somos nosotros que la creamos. Si no crees en la edad, no envejecerás hasta el día de tu muerte.
Personalmente, yo no tengo edad: ¡tengo vida!
No dejes que la tristeza del pasado y el miedo del futuro te estropeen la alegría del presente.
La vida no es corta; son las personas las que permanecen muertas demasiado tiempo.
Haz del pasaje del tiempo una conquista y no una pérdida.
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